El otro día estaba dándole vueltas a cómo de difíciles hacemos las cosas los seres humanos adultos, en casi todo. Te comparas con los patrones de conducta en animales y niños y parece que tengamos ganas de complicar los procesos, las decisiones y las relaciones, más aún de lo que ya puedan ser.
Lo óptimo sería que en nuestro día a día todo fuese más sencillo, claro.
Entonces piensas que hacer las cosas de forma sencilla no es lo mismo que hacer cosas simples. El arte de que algo parezca sencillo es eso, un arte, pero uno que se trabaja mucho. Y el hacer cosas simples seguramente carece de valor frente a lo primero.
En términos de innovación, lo sencillo y lo simple no existen. Todo es complejo. Y lo aparentemente sencillo solo lo es después de mucho trabajo, observación, conversación y análisis.
Eleven Lab, un sueño hecho realidad
Cuando Eleven Lab se gesta no hace tanto, lo hace con un propósito único; ser capaces de poner nuestro granito de arena en un objetivo: hacer del mundo en el que vivimos un lugar con mayor calidad de vida, más inteligente, más justo. Aparentemente ambicioso pero no imposible. No nos olvidemos de que los indicadores, los datos, los rankings, los establecen y mejoran personas. Y esos datos solo se optimizan gracias a la suma de pequeños avances, sin soluciones mágicas.
¿Por qué Eleven?
Con este reto por delante, nos iba a ayudar seguir una hoja de ruta con la que sentirnos cómodos: el objetivo 11 de los ODS 2030, centrado en la innovación en ciudades y comunidades, tomando las ciudades como los principales agentes y responsables del desarrollo sostenible mundial.
¿Pero por qué ese objetivo y no otro?
Porque podemos aportar. Nuestro equipo está formado eminentemente por consultores y expertos en innovación pero también por responsables de empresa y especialistas en áreas como la ingeniería, la arquitectura sostenible, la eficiencia energética o la movilidad. Nada más y nada menos.
Cuando me preguntan en algunas entrevistas y charlas qué diferencia a Eleven Lab del resto de modelos de ayuda a emprendedores, esbozo una sonrisa porque, aunque a veces aún me cuesta resumir los muchos valores que veo en este laboratorio, cada vez lo tengo más orgullosamente claro. En primer lugar, tenemos un programa de incubación, dividido en tres fases, con mentores y especialistas que dotan al proyecto de sentido de principio a fin teniendo como punta de lanza la validación del mismo y el empoderamiento de sus fundadores en términos de negocio. Pero esa no es la diferencia, porque ese patrón ya existe. La diferencia radica en la personalización de todo ese proceso, la flexibilidad en cada caso y la piel que nos dejamos en cada proyecto. Equipos completos asignados a proyectos dentro de cada programa. Eso no suele pasar.
“Verbalizar que tienes principios parecerá un poco arrogante y hasta intransigente según quién sea tu interlocutor, pero lo contrario es que todo te valga”.
Y la otra diferencia son los principios y la especialización. Verbalizar que tienes principios parecerá un poco arrogante y hasta intransigente según quién sea tu interlocutor, pero lo contrario es que todo te valga. Tenemos muy claro que buscamos ciudades más sostenibles, conectadas, vivibles y que optimicen el consumo, no que potencien un consumo innecesario. No buscamos ni queremos otra cosa.
Eleven Lab es el único laboratorio de innovación especializado sectorialmente que no pertenece a una compañía del IBEX. Y utilizamos esa especialización para poner nuestro granito de arena en ese objetivo tan concreto y tan amplio a la vez.
¿Qué tipo de emprendedor eres?
Cuando pienso en el mundo emprendedor —contenido que daría para uno o dos artículos más—, no creo que haya que alimentarlo porque sí. Porque, seamos francos, ¿todas las startups que salen y triunfan están orientadas a mejorar un sistema, un sector o una industria? Digo sí a generar riqueza, pero no a cualquier precio. Apoyamos la generación de riqueza persiguiendo un orden, un objetivo, un presente y un futuro.
No nos engañemos. No todo el mundo sabe ni puede emprender proyectos de innovación, pero podemos intentar hacerlo todo más sencillo si aunamos esfuerzos.
Y tú, ¿eres de los que solo quieren ser su propio jefe o de los que quieren dejar huella para construir un futuro mejor?